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Intentó establecer la lactancia materna con su buenhijo sin éxito, hasta tal punto que tuvo que ser ingresado en la UCI de neonatos deshidratado. Hoy quiere que conozcamos lo que le pasó porque ella no tuvo la información que hubiera necesitado en ese momento. Hace justo un año me enteré de que estaba embarazada. Al poco tiempo comencé a vomitar y a encontrarme mal, pero no importaba, pues en las revisiones la ginecóloga me decía que el bebé estaba de maravilla y con eso me bastaba. Si todo el mundo puede Este mensaje fue calando poco a poco y me fui convenciendo de que, por supuesto, iba a poder darle el pecho a mi hijo. El embarazo fue avanzando y comencé las clases de preparación al parto. Le iba a dar el pecho a mi bebé, iba a poder y es lo que debía hacer sí o sí. Las semanas pasaban… Ya quedaba menos para la llegada de mi chico. Con ilusión fui preparando todas sus cositas ropa, habitación, carrito….

El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa alambrada de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Melquíades, que era un hombre cabal, le previno: «Para eso no sirve. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas.

Existe en nuestra sociedad algo peor que no querer ser madre. Pensar y, sobre todo, decir que ha sido un error haberlo sido. Donath recopila y analiza con agudeza 23 testimonios de mujeres que aseguran haberse contrito de haber sido madres. Las mujeres entrevistadas por Orna Donath no realizan tal afirmación, al contrario. Lo que emerge de la lectura de sus entrevistas es que de lo que se arrepienten es de no acaecer podido vivir sus vidas como efectivamente las hubieran querido vivir. Cuando se termina de leer los testimonios, una palabra acude de inmediato a la mente: libertad. La libertad de cualquier persona de vivir la vida como la quiera vivir y no de acuerdo con las convenciones ni las presiones de determinados ambientes ni de sus parejas. Porque ser madre, ya todavía cueste asumirlo, no es una obligación. Yo amo a esta familia.

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